martes, septiembre 12, 2006

LLuvia

Por fin ha llegado la lluvia a Málaga, que hacía mucha falta. Reconozco que como gallego me encanta la lluvia, y si es de tormenta como la de hoy mucho mejor.
Lo que no me explico es como cojones puede saturarse una ciudad de 600.000 habitantes (cabeza arriba, cabeza abajo) en cuanto empieza a llover. Calles cortadas por bolsas de agua, todas las alcantarillas saturadas, la pintura de las carreteras (incluso de las autovías) completamente invisible... y lo que es mejor, los semáforos sin funcionar la mayoría. Todo esto cada vez que llueve un poco fuerte.
La nota extraña fué el momento en el que en una glorieta regulada por semáforos fuí circulando normalmente y me sorprendió que dada la intensidad de tráfico en ella no hubiera atasco en ella y los conductores cedieran el paso espontáneamente (por supuesto que la policía local brillaba por su ausencia, por fortuna, que cada vez que se ponen a regular el tráfico el atasco aumenta).
Después leyendo las noticias me enteré que el 75% de los semáforos habían dejado de funcionar por la tormenta... manda cojones... cuatro relámpagos y a tomar por culo todo el sistema de circulación. No se quién es el responsable de tráfico en Málaga, pero desde luego que es para cortarle los huevos, freírselos, hacérselos comer y luego empalarlo por no arreglar la situación que se repite cada vez que cae agua del cielo.
Esto me hace tener clara una cosa... de mayor no quiero ser como este señor encargado de que podamos movernos con nuestro coche sin pegarnos el piñazo del siglo (y sin que sea culpa del conductor).

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